MIS VOTOS

Me casé en medio de una pandemia y una crisis económica. En un segundo intento logramos agendar la cita para el matrimonio civil y tener una muy pequeña reunión. Pero con la mayoría de la familia y amigos ausentes. Por la prisa, confinamiento, poco tiempo disponible y restricciones. Lo más triste fue que no llegué a conseguir los anillos. Por eso, en mis votos matrimoniales, estas fueron mis palabras.

PERDÓNAME AMOR, HOY, NO TRAJE UN ANILLO.

Perdóname porque esta tarde de oportunidades renovadas, de esperanzas devueltas e ilusión florecida. No estuve del todo preparado.
Perdóname por haber venido solo en este respiro de un mundo que colapsa, de una sociedad que tambalea y de aterradores enemigos invisibles.
Perdóname por llegar con mis manos vacías, pero en mi defensa, con el corazón lleno.
Porque, sin embargo, cuando todo parece llegar a su fin, nosotros hoy decidimos dar un nuevo comienzo.
Y puede que no haya traído un anillo.
Pero te traje quien soy, como un libro abierto cuyas páginas conoces de memoria y que conservan relatos que contarte, cuentos para escribir juntos y mil historias por vivir a tu lado.
Te traje mi espíritu para que lo guíes y acerques a Dios, para que encamines mi fe, oremos juntos y me enseñes a vivir.
Te traje un alma libre, limpia, renovada. Una persona que solo mira el futuro cuando toma tu mano, que no mira atrás porque todo lo que necesitará ya está a su lado.
Te traje un corazón lleno de ilusiones, de una familia que comenzamos a formar, de ser parte de la vida de quien amo y admiro.
Te traje ese entusiasmo por que pruebes mil recetas, porque conozcamos cada rincón de este loco mundo, esa firme voluntad por apoyar cada uno de tus sueños y hacerte ver lo poderosa que siempre fuiste.

Hoy no pude traer un anillo, solo te traje mi vida entera para ponerla en tus manos, y me parece que eso vale mucho más que el oro.

Te traje todo lo que soy y lo que quiero ser a tu lado.
Pensándolo bien,
Te traje todo lo que debía tener.
Y eso, lo pongo en tus manos.
Te amo.