Carta para mi nueva sobrina

En el frío de las primeras horas de un sábado con pocas obligaciones, despertaba con la prisa que solo se tiene cuando la puntualidad lo es todo. Minutos más o minutos menos, podían arriesgar la oportunidad de ser uno de los primeros en decirte: ¡Hola!

No supe qué hacer cuando te vi, unas cobijas te envolvían como si fueran pétalos que te pertenecían y describían. Después, como suele sucederme con las chicas bonitas, no supe qué decirte y quizás mis ojos fueron más breves en expresarse que mi alguna vez reconocida capacidad de hablar. Aquella será la última vez que me sienta contento escuchando tu llanto, dudo que eso vuelva a suceder.

Tienes mucha suerte María Paula, si se pudiera elegir la familia a la cual llegar, yo también hubiese preferido la que tú elegiste, me tranquiliza saber que no te faltará nada en lo tangible e intangible, pues en eso también estaré pendiente, pero te pido a cambio que consideres ciertas recomendaciones. Pues tú no viniste con instrucciones y me temo que el mundo tampoco las tiene.

Haz caso a tus padres. Ojalá yo hubiese escuchado más a mi hermano y no sabes cuánto bien me hizo las veces que hablé con él, habrá algún momento de tu vida que creerás que ellos no te comprenden o están “desactualizados”, pues que sepas que eso nos pasó a todos y casi siempre suele ser falso. Ellos saben mucho de ti y de lo que pasa allá afuera. Trata de ponerte en sus zapatos cuando algo les moleste y antes de exigir que te comprendan, hazlo tú primero con ellos.

Busca tu felicidad, es algo complejo, porque primero deberás encontrar tu propio significado de ser feliz y después buscarlo. No permitas que la gente te diga lo que supuestamente te hará una mujer realizada, no existe una edad ni cantidad de dinero o bienes para serlo, quizás, ni siquiera sepas qué te te hace feliz, no importa, bastará con saber lo que no lo hace.

Busca algo que ames hacer y sé la mejor en ello. Eso sí, te aseguro que cuando se habla de felicidad no se trata de dinero. Ya verás que no necesitas tantas cosas como lo sugiere la publicidad y que todos estamos en este mundo de paso, al final, lo único que nos llevamos con nosotros es nuestro legado y nuestras historias.

No hagas caso a las críticas, ni a la farándula, ni a las revistas de moda ni a las palabras de la gente cuando no tienen fundamento o buscan herirte, sé firme en tu propia fuerza y confianza de quién eres y qué quieres, cuando puedas hacer eso, tomémonos un café y enséñame cómo hacerlo.

Enamórate de los amaneceres, de los momentos, no de quien te diga que puede bajarte las estrellas, sino de quien realmente se levanta para hacerlo. Escucha historias y encuentra el encanto de una buena conversación, de un paraguas compartido, de una sonrisa el momento preciso. Encuentra la magia de disfrutar de tu propia compañía y conocerte a ti misma mejor que nadie.

Escucha buena música, mi hermano quizás no sea el mejor referente para ello pero cuenta conmigo para algunos ejemplos. Lee buenos libros, mira documentales para entender lo que sucede pero también películas animadas para olvidarlo por un momento. Practica algún deporte por diversión, no por bajar de peso, pues a la larga verás que la delgadez en cierto modo está sobrevalorada, pero no la salud, cuídala y cuida también la salud de tus padres.

Aún no sé cómo debo cargarte, no lo he hecho, pero prometo hacerlo pronto, estaré ahí para verte crecer aunque por mi parte ya lleguen mis propios hijos, que te aseguro que los criaré para que sean de tu total confianza.

Por último, cuenta conmigo. Te quiero mucho.

¡Bienvenida!

Tu tío: Xavier




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