¿A qué jugamos?
No sé,
yo creo que hemos creado un monstruo.
Desde
épocas ancestrales intentamos definir lo que no entendemos, llenamos papiros y
hasta aprovechamos la invención de la imprenta para revolucionar el mundo pero a
la vez complicarnos la vida teorizándolo todo.
Quiero
decir, a qué se debe tanta teoría alrededor del amor y tan nula práctica, somos
eruditos en lo que no amamos pero tan incapaces para amar como es un politólogo
inútil para la política o un médico para afrontar la muerte. ¿Quizás nos hemos
equivocado con el puto enfoque o a qué jugamos?
Es que
a ver, somos un objeto reciclado de errores del pasado, construimos una fortaleza para protegernos cuando la verdadera amenaza está en nosotros mismos, entonces, intentamos salir y nos nutrimos con conversaciones de citas fallidas, libros de famosos ancianos solitarios, programas de radio de bajo rating con
consejos de amor, revistas editadas por solteronas alcohólicas y hasta hemos
resucitado al ancestral Kama Sutra para que al final no pongamos en práctica
absolutamente nada. Todo por el simple hecho de que acumulamos tanta inmundicia intelectual
y nos damos cuenta un poco tarde de que los demás tienen las mismas basuras mentales que tú,
dejando que de a poco seamos una comunidad de seres extremadamente solos que
encuentran el placer en banalidades como un baño de burbujas, una tableta de
chocolate, una carne con descuento, un bar de mala muerte, la sensación de
cagar en las mañanas, compartir en Facebook el haber corrido apenas 7
kilómetros y si tuviste suerte, el que hayas rozado una nalga del otro género. Con qué poco nos hemos
conformado.
Entonces
¿qué es el amor? ¿Por qué no damos ese pequeño salto a lo práctico? ¿Por qué no
sacarse esa escoria cerebral que
determina el amor perfecto? ¿Por qué no dejar de fijarse si tiene un buen auto,
una cara que no avergüence en la foto familiar, un apellido que no empiece con
“ch”, un hábito narcisista, un lunar bajo el labio al que probablemente le crecerá un pelo,
un dedo más largo que el del medio o una teta más grande que la otra? ¿Por qué?. Yo creo que nos
fijamos en porquerías.
Al
final, resulta que encontramos en alguien ese gusto por lo imperfecto que realmente realza
el sabor de la práctica, que hace que el amor sea verbo y el nombre que le
pones a todo aquello que no puedes explicar. Al final, la ves como nadie la
mira, no te molesta que no se fijen en ella cuando camina por la calle porque tu ya lo haces lo suficiente, no te molesta su total falta de interés por tender la cama ni que le guste dejar la tanga colgada en la perilla de la ducha, simplemente porque la quieres,
y agradeces a este pueblo inmundo por haberlo hecho tan jodidamente difícil,
sientes que le encontraste la respuesta a la vida mientras todos siguen
haciéndole preguntas estúpidas.
Al final, no sabes si es el final, pero por lo menos pones en práctica la felicidad y dejas de estarla buscando, alejándote del sombrío y patético rebaño de esta ciudad obsesionada cada año por ser una de las urbes maravillas del mundo ¿qué irónico verdad?
Al final, no sabes si es el final, pero por lo menos pones en práctica la felicidad y dejas de estarla buscando, alejándote del sombrío y patético rebaño de esta ciudad obsesionada cada año por ser una de las urbes maravillas del mundo ¿qué irónico verdad?
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