De un apocalipsis a otro

Por un momento pensé que había dejado de lado el lápiz y el papel, o bueno, en mi caso, las letras y este blog. Pero cada vez que un año terminaba, solía inspirarme para dejar por escrito y bajo notario público las conclusiones y aprendizajes de cada calendario que va al basurero.

Y este 2021 agradezco. Eso ante todo. 
Agradezco por estar vivo tras dos años de pandemia, por una familia completa cuando eso se ha vuelto un lujo, por estar felizmente casado cuando ya no es algo frecuente y por tener trabajo en tiempos de desempleo. ¿Qué más puedo pedir?

Pues sí hay algo. Este fue el año en el que entendí mucho sobre mí y sobre lo que hago. Me di cuenta que mis dos horas de docente en la mañana construyen un legado mucho más importante que 10 a 12 horas haciendo campañas que pocos notarán. Entendí que la la creatividad, al ser un músculo, también necesita rehabilitación. Que las ideas son muy importantes ante un mundo cambiante y que el manejo financiero e inversiones cuentan mucho más que las salidas al cine o un sartén nuevo.

Me apasioné por el futuro. Por lo que será Internet, por lo que será la publicidad y lo indispensable de rehabilitar la creatividad de más personas. Es un año en el que leí más de 11 libros, volví a viajar y aprendí sobre cosas que hace poco desconocía. Pero probablemente eso sea consecuencia de una extraña soledad, no la de pareja, que en ese sentido estoy bendecido, pero podría contar con una mano las veces que este año pude ver a mis amigos. 

Y no sé si aun me queda alguno.

De qué sirve aprender tanto si no tienes a quien contárselo. Y puede que por eso haya vuelto a escribir. Y puede que por eso estoy aquí, en una carta abierta que se firma con mi puño y letra, para desear que este año que viene, no valga tanta verga.

Comentarios

Entradas populares