El partido de mi vida

(Basado en los artículos de la edición 121 de la Revista Soho Colombia)

Amanecía en Quito, un 17 de noviembre del 2004, meses antes de aquella mañana recuerdo muy bien que viví desde el graderío de la Casa Blanca, el que hasta ese día fue el mejor partido de mi vida, se trataba del famoso 4 - 2 de Liga frente al Santos de Brasil y Robinho.

Como dice la frase: "La vida continúa". Y ese día estaba a punto de vivir el que aún recuerdo como el mejor partido de mi vida. Mi hermano me había regalado la entrada, jugaba la selección de Ecuador uno de los partidos cruciales para la clasificación a Alemania 2006, nada mas y nada menos que contra la selección de Brasil, la que en ese momento era el campeón defensor del mundial. Si que era un partido difícil.

Llegamos temprano para instalarnos en la general sur, de a poco veíamos como el graderío del Estadio Olímpico Atahualpa se llenaba de gente, al parecer hubo una sobreventa de boletos puesto que los corredores y las salidas también tenían a mucha gente de pie. nuestro asiento se volvía apretado y en caso de pararse se corría el riesgo de quedarse sin lugar donde sentarse. Mientras esto ocurría el cielo de Quito alistaba su cábala, un aguacero que hizo que todas las camisetas amarillas del estadio se cubrieran con plásticos de varios colores.

Así llegó el momento del partido. Brasil alineaba con sus principales figuras, a todos ellos los había visto únicamente por transmisiones de Champions League, Liga Española o Premier League. Eran jugadores acostumbrados a jugar en canchas europeas, por lo tanto era difícil que la gente que llenó el humilde Atahualpa pueda hacerlos sentir presionados. Por otro lado, Ecuador alineaba con lo mejor que tenía en aquella época, en el arco estaba Edwin Villafuerte, era aún una época de oro para Agustín Delgado y por supuesto estaba el héroe de la tarde: Edison Méndez.

El partido lucía complicado, Ecuador intentaba contrarrestar los ataques de Brasil y buscaba oportunidades para atacar, estas oportunidades se veían truncadas debido a los hábiles defensas del seleccionado carioca. Pero no fue sino hasta el segundo tiempo cuando Agustín Delgado cedió una pelota hacia atrás para Edison Méndez, quien sin pensar remató al arco, clave de los grandes goleadores ya que dicen que el análisis produce parálisis. El balón tocó las piernas de uno de los defensores de Brasil y se colocó en una esquina del arco haciendo rugir a un solo grito las 42 mil almas apretadas en aquel estadio. ¡¡¡¡GOOOOOOOLL!!!! fue el grito a unísono de todo el lugar, dejó de importarnos el asiento, la lluvia o si conocíamos a quien estaba sentado al lado ya que nos abrazábamos con ellos, las lágrimas se hacían presentes, y la garganta hacía esfuerzos sobre humanos para no dejar de gritar.

Minutos después el árbitro dio por concluido el partido, habíamos ganado y el mundial se veía cerca, y aunque ya han pasado 6 años de dicho encuentro y he tenido la oportunidad de presenciar la final de la Libertadores, la Recopa, la Sudamericana y hasta un Boca vs. River, hasta la fecha no hay ningún partido que recuerde tanto como el que vi aquel 17 de Noviembre del 2004.

Comentarios

  1. Que grande lo que dijo el locutor: 1 David, 0 Goliat. Te invito a que comentes y pongas cuál fue para tí el partido de tu vida

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  2. Se me eriza la piel al escuchar esa voz de tan grande narrador cantando ese gol, sin duda alguna ese fue un partido inolvidable, ya que los fantasmas de lograr una victoria semejante por segunda vez consecutiva en una eliminatoria rondaban los graderíos del coloso del batan.
    Pero quisiera aportar con 2, los cuales considero los partidos de mi vida, aunque cabe recalcar que fueron 10 años maravillosos llenos de felicidad para los amantes del futbol como yo. El primero un sábado 2 de junio del 2001 si mal no recuerdo una selección llena de fe y hambre de gloria salía a buscar un resultado positivo en nuestro país vecino y acérrimo rival la selección peruana. Un día soleado, rodeado de amigos en un evento especial del colegio; y simplemente las cosas no empezaban de la mejor forma.
    La pantalla gigante ubicada en el colegio no tenia la señal adecuada para vivir un partido de esos, por lo cual decidimos trasladarnos de lugar, y tenia que ser un lugar cercano ya que estábamos a escasos 5 minutos de empezar tan trascendental partido, La casa de un amigo ubicada a no mas de 7 cuadras era la elección perfecta.
    Pero las malas noticias continuaban, un gol de Pizarro ni bien empezado el partido nos enfrío el alma y poco a poco nos quitaba las ganas de seguir caminado.

    Ya en nuestra nueva trinchera un centro perfecto del Rey Ulises lo recibe el Kinito y con un remate de derecha abajo consigue el uno a uno, Un gol esperanzador lleno de buena vibra el cual nos dejaba más tranquilos.
    El segundo tiempo seguía su marcha, habíamos sufrido unas cuantas veces con remates en los travesaños y el asecho de una selección Peruana a la cual lo único que le servia era ganar o ganar. Faltaban pocos minutos para que el partido finalice, todos a mí alrededor contentos y satisfechos con el empate parcial. Las cosas se veían difíciles, y todos rezaban porque los minutos avancen y el partido termine. Pero nadie se sospechaba lo que iba a pasar unos segundos después.
    Un pase a profundidad del “cuchillo” Fernández lo deja mano a mano al goleador de la eliminatoria; y el Tin define con la clase y frialdad de los grandes jugadores del mundo.
    Saltos que llegaban casi al techo, un grito de gol que resentía la garganta y abrazos interminables que reflejaban nada mas que sentir que un sueño estaba a punto de hacerse realidad, Como lo comento el relator de turno: “nos vamos al mundial” “nos vamos al mundial”…. El segundo igual de emocionante espero compartirlo con ustedes algún día…

    Fx Miño

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