El drama de los "desahucios" académicos: Lo que ignoramos los que quisimos saber.

Mi Blog no se creó precisamente para temas serios o controversiales, pero ante lo que estamos atravesando varios profesionales en Ecuador me hizo falta más de 140 caractéres para manifestar mi caso y lo que pienso de la nueva resolución del CES.

Primero considero importante explicar el titular, no quiero faltar al respeto ante el drama que viven en España con el tema de los desahucios, podría opinar al respecto pero ese no es el asunto, usé esa palabra porque algunos profesionales nos vemos en cierto modo forzados a salir de los registros de la Senescyt sin nada que podamos hacer. Así, como una expulsión de nuestra búsqueda de excelencia. Sí, quizás fue nuestra culpa por no leer los Reales Decretos españoles, ni preguntar a las Universidades su legislación de títulos, pero al igual que muchos compatriotas que sufren el drama de los desahucios, no leímos ni sabíamos la letra pequeña del asunto.

Difícil resultó dejar el país aquel año, meses antes me había despedido indefinidamente de dar clases en la misma Universidad en la que me titulé de Licenciado, en ese entonces las exigencias de preparación para impartir cátedra eran apenas título de tercer nivel y mucha experiencia en el área. Decidí dar clases por que me sentía en deuda con mi carrera, precisamente porque cuando yo la cursé aprendí lo contrario de lo que debía saber, no quería que otras generaciones pasen por lo mismo.

No habrán pasado de 3 los profesores que admiré profesionalmente cuando estudié mi Licenciatura en Publicidad en Ecuador, los demás, había de todo, desde publicitarios que jamás pusieron un pie en una agencia, un contemporáneo cuya preparación adicional fue un "paseo" por Buenos Aires, un falso emprendedor que nos quiso tener como mano de obra gratuita y hasta un viejo diseñador que pretendió cobrarme por conocimientos extras a sus mediocres contenidos. Fue lamentable, sin despeinarme me gradué y hasta con medalla de oro a mejor egresado, nunca fue necesario estudiar demasiado, amaba tanto mi carrera que todo fue divertido, inclusive fácil.

Hice un diplomado en Buenos Aires, un título que no era reconocido por Ministerios argentinos ni ecuatorianos, era un instituto privado pero importante dentro del mercado publicitario. La Escuela advirtió desde el principio este particular, por lo tanto no hubo problema, lo hice, y por fin aprendí cosas necesarias para la carrera. Seis años después repetí la hazaña pero esta vez con miras a un título reconocido en una Universidad de prestigio y así fue. Usé los ahorros de toda mi vida para poder pagar un título de cuarto nivel, con miras de volver a la docencia algún día, pero sobre todo por crecimiento personal.

Al fin supe lo que era amanecerse por un trabajo universitario, repetir informes, anotar clases, estrés de estudiante, admiración a profesores y orgullo por mi Universidad. Por fin veía que pertenecía a una institución reconocida mundialmente por su calidad, con infraestructura necesaria y cuerpo docente calificado. Fue duro estar lejos de mi país y mi familia pero valió la pena. Obtuve el título pero años después mediante una resolución, este al parecer, perdió su valor.

Aplaudo la gestión de este Gobierno por su búsqueda de la excelencia en educación superior, pero no comprendo cómo sigue habiendo profesores universitarios sin criterio ni experiencia, cómo ciertos importantes cargos públicos han sido ocupados por personas sin preparación, títulos de Universidades cerradas o con polémicas en sus Tesis de Grado. Habemos también los honestos, quienes no buscamos el protagonismo político pero sí mejores días para nosotros mismos, tenemos títulos de cuarto nivel ganados con esfuerzo que no pueden haber sido en vano.

Lo que molesta es la comparación. Lo evidente que un título "no oficial" español al momento no tiene punto de comparación con la "oficial" de aquí, posteriormente demostrar en el campo laboral un desempeño profesional que pone en evidencia capacidades superiores frente a quienes tienen las presentes maestrías "oficiales" nacionales, eso es lo indignante.

Si la resolución del CES imposibilita mi retorno a la docencia lo entenderé, vivimos en una Sociedad de Derecho y eso implica que a veces paguemos justos por pecadores, pero espero que esta ley recaiga sobre quienes fingieron enseñar en su momento y ahora tuvieron que improvisar estudiando cualquier maestría, aquellos con los que no aprendí nada. Por mi parte busco mantenerme en la casa de los que nos sacrificamos para ser mejores, por eso, cuando tenga dinero estudiaré una maestría oficial porque no quiero ser echado a la calle de la mediocridad, ya hay demasiada gente ahí, algunos de ellos, políticos, magnates, docentes.

Mi humilde opinión y experiencia. Mis saludos y respeto al Sr. Enrique Santos Jara que se dio unos minutos de su tiempo para leerlo.



Comentarios

  1. Pues sí amigo, aún hay profesores en la universidad que con su prepotencia y su irresponsabilidad no nos enseñan nada. ¡Gracias por alzar tu voz, que es la representación de muchos estudiantes de aquella uteversidad!

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    1. Gracias a ti por comentar y dedicar unos minutos a leerlo. Un abrazo

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