No voy a buscarte
No voy a buscarte por el riesgo de encontrarte.
No voy a explorar las redes, escribir tu nombre en buscadores, indagar tu rastro simplemente porque no se vive del pasado.
No voy a preguntar por ti, ni hablar con tus amigos, ni pasar cerca de tu casa.
Y aunque hubo un tiempo en que sentí que podía morir sin culpa, esa tortura no la buscaría, porque no me da el alma.
No te voy a desear feliz cumpleaños, ni buenos años, ni que te vaya mejor en tus proyectos o tu próxima campaña.
No necesito añorarte ni extrañarte; tampoco me arrepiento de nada.
No me aferro a tu imagen, porque no es la misma. Desde el principio sabíamos que cambiaríamos, y eso es lo que hicimos desde que nuestras vidas decidimos separarlas.
No voy a buscarte porque ya no soy el mismo que lo hubiera hecho: ya no cuido lo que no me cuida, ya no ejerzo roles, ni me quedo esperando hasta tarde o descuido mis ideales.
Asumo mis errores y he aprendido a querer sin condiciones de rescate.
No voy a reprocharte. No hay nada que reclamar. Hay mucho que agradecer. Y esa promesa de conservar el respeto, de hablar bien de ti, siempre seguirá adelante.
Y avanzo. Mi mundo tomó otra ciudad más grande y otras calles; mi tiempo tiene otro pulso. Esta realidad rodeada de gente distinta me lleva a pensar que esto es lo que dejé por compartirte mi vida. Vine para encontrarme, ya no busco a nadie.
Menos a ti. Por eso me fui.
No voy a buscarte porque ya no eres la que un día llegó sin que le importe nada. Y yo, tampoco soy ese de antes. Aquel que se confiaba de que el amor se lograba, o que no tenía que reparar nada, o que cambiaba los roles, sin entender que te lastimaba.
Y doy gracias a la vida por encontrarte, por los años vividos, por todo lo aprendido.
Ya no te busco. Me busco. Y eso, por ahora, me basta.

Comentarios
Publicar un comentario