Tres puntos o tres décadas menos

El deporte más lindo del mundo deja de serlo cuando se dejan de lado los balones y se juega con bolígrafos. Ese instante donde se da la sustitución de jugadores por abogados, las jugadas por demandas y las canchas por escritorios, todo esto para dar inicio a enfrentamientos bochornosos que manchan el deporte, donde ganan las corbatas y pierden las camisetas.


Y es así como a finales del mismo año de un Mundial, dos asociaciones impugnaron contra el error de un niño y el descuido o viveza de algunos dirigentes deportivos. Es sabido que en los últimos años se han dado movimientos migratorios de familias en busca de paz o mejores días a cualquier costo, pero eso no es un crimen, la verdad; es supervivencia.


Pero parece ser un escandaloso agravio cuando hay un cupo a un Mundial de por medio. 


El fallo está dado; Ecuador arranca la próxima eliminatoria con 3 puntos menos y debe pagar una multa, la carrera de un chico está afectada y un equipo viajó a Catar incompleto ¿Quién ganó? Nadie.


Porque la multa no compra procesos, tres puntos menos no retroceden una mentalidad ni un jugador vetado hará surgir equipos competitivos. El asunto es que una clasificación no solo se da en los estadios donde se juegan las eliminatorias, empieza en los potreros y formativas de los clubes. Las selecciones se forman a base de los procesos adecuados y el nivel competitivo de sus torneos locales y en los últimos años, 6 copas internacionales se han quedado en las vitrinas del pequeño país de Ecuador.


Lo siento, pero no veo brasileños luciendo con orgullo los colores de Huachipato, mexicanos atentos a los partidos de Colo-Colo o periodistas argentinos felicitando a las formativas de Universitario. No hay aviones de futbolistas recibidos con honores en el Arturo Merino Benítez o vitrinas heroicas sobre la Avenida Javier Prado.


Se han cometido errores, sí. Pero las sanciones no reparan malos procesos ni afectan los bien manejados. Por supuesto, que paguen por sus errores los aprovechados, pero que se acompañen con acciones a favor de desplazados y refugiados, en llevar un mejor proceso en registros civiles, cedulación e identificación. Empezar a ayudar a las personas y no afectar a los equipos en un futuro.


Las eliminatorias volverán, y se podrá a empezar a jugar con tres puntos atrás, pero tengan por seguro que eso es mucho mejor que empezar con un atraso institucional y futbolístico de tres décadas.


Ecuatorianos, confíen y ahorren, que hay equipo para soñar en ver un próximo Mundial lejos de corbatas y escritorios.

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