Con el pan bajo el brazo

Lo que podría sacrificar por ti, bonita, todavía no lo sé.

Quizás renunciar a este principio de no involucrarme con hijos ajenos, asumir un rol como si se tratase del suplente que a medio partido intentará hacer lo que el titular no pudo. Abandonar las ilusiones de un viaje alrededor del mundo, de una cena repentina tan solo para los dos tan solo porque sí, la posibilidad de quedarnos mirando en silencio, lejos de todo. 

Sería tomar en cuenta que quizás no me enamore solamente de ti, sino también de quien cuidas, de quien te enseña a diario a vivir y seguramente, podría también enseñarme mucho a mí. Quizás la decisión no sea mía, quizás sean ustedes dos quienes estarían adoptándome, sanándome, rescatándome.

No sé, aún lo estoy considerando, y me hace ilusión.

Comentarios

Entradas populares