Borrador número ventinueve
Otra mañana con ganas de escribir.
Aunque esta vez no tengo una historia en la cabeza, la tengo en el alma.
Es ese impulso que me da la lectura matutina, la gratitud que aún conservo al despertar, y al mismo tiempo, las ganas de salir corriendo. No sé. Solo sé que regresé a este desahogo porque es la única forma de asimilar tantas cosas a la vez: replantear quién soy, entender que hay más de lo que alcanzo a ver, liberarme de mi propia mente severa, aceptar la realidad y confiar en que el universo siempre entrega, si uno sabe hablarle.
Es solo una mañana con impulso por escribir.
Porque me quema el pecho.
Porque quiero irme.
Porque quiero quedarme en alguien.
Porque amo el mundo
Porque odio a todos
Porque quiero desaparecer.
Porque quiero ser eterno.
Escribir porque es alivio y veneno. Es la manera más honesta que tengo de respirar este dolor inexplicable que me acompaña y que me prepara para los días que estaré a la distancia.
No sé por qué tuve este impulso hoy.
Tal vez porque es agosto, y no queda más que viento.
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